03_Las noches y el día


Las noches son terribles, es cuando tenemos que aprovechar para recopilar información, cuando se pueden detectar las calles tomadas con más seguridad, cuando las sombras nos encogen en alma mientras nos enfrentamos a nuestra peligrosa tarea. Apenas dormimos, salimos a las avenidas libres para comprobar hasta donde llega la intrusión, armados de hipótesis descabelladas, de incompletos sistemas de diagnóstico y de mucho temor.

Pero el día es aún peor, mucho peor. Las calles recobran su actividad con una pretendida normalidad inexistente. Zaragoza se convierte en el decorado penoso de una función de fin de curso, queriendo representar lo que no es. Puro cartón piedra mal dibujado, con perspectivas erróneas, figurantes estirados dando paseos sin rumbo y un mal libreto sin guión ni final.

Esta mañana un viejo me ha señalado con su dedo acusador. Estáis locos, todos estáis locos, ha dicho con tono tan seco como la piel de su rostro, y ha comenzado a arañar con su dedo curvo la pegatina de RESISTEnce que yo acababa de poner junto a un bazar chino cerrado. Algunos otros viandantes se han girado hacia mí con la rigidez de los malos actores. Me he apresurado a bajar la cabeza y a alejarme. No quiero problemas, cada vez hay más anexionados. Estáis locos, ha gritado de nuevo mientras hacía una bolita con la pegatina. He acelerado el paso, pero no he podido evitar echar un último vistazo hacia atrás. No estoy segura, pero me ha parecido ver que el viejo se introducía la pegatina en la boca y la masticaba con cara de gozo, ante la envidia de los demás.

En cualquier caso, sus palabras adustas y cortantes se han quedado flotando en mi mente como los restos de un naufragio. Puede que tenga razón. Quizás esté loca. Es más que probable. Sí. Estamos locos por seguir luchando.
He vuelto algo más tarde y he plantado una nueva pegatina. La tienda olía a electricidad.

2 comentarios:

  1. Yo también creo que estás loca. Todo está en tu mente. Ven a nosotros.

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  2. Mensajes como este son los que me dan miedo de verdad.
    No sé qué es peor, o estar loca, o no estarlo y tener razón.

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